La ocultación de prisioneros a los abogados defensores

La ocultación de prisioneros a los abogados defensores*

Pedro Henríquez Barra, el primer abogado que asume la defensa de los marinos, había sido de 1965 a 1967, secretario regional del MIR en Concepción y primer director del Sindicato Provincial de Abogados y Procuradores. Conocido en la zona como especialista en cuestiones sociales, había defendido, en 1969, a la Federación de Estudiantes cuando la policía allanó la universidad.

Henríquez organiza el primer equipo de defensores de los marinos con Hernán Mege y Marcelo Burgos. Entrevistado en 2005 por el historiador Danny Monsalvez, Pedro Henríquez recuerda que atiende a los marinos como abogado, aunque sabe que Juan Cárdenas es “un hombre próximo al MIR”. El abogado no conoce a sus defendidos: “me atenía a sus versiones, yo asumía la defensa como abogado”. No tiene relaciones políticas con los otros dos abogados y sólo los conoce como colegas. Henríquez recuerda cómo se le impedió ver a los detenidos, sin darle ningún argumento, y que cuando consigue entrevistarse con ellos aún conservan marcas de las torturas (Monsalvez,2005).

A partir del viernes 10, los abogados Pedro Henríquez y Hernán Mege se presentan en las puertas de la base naval de Talcahuano “a las más diversas horas” explica el primero y piden entrevistarse con los detenidos. La guardia les niega la entrada. Insisten el sábado 11, el lunes 13 y el martes 14, con igual resultado. Un oficial le responde que tiene órdenes de no dejar entrar a nadie y la guardia les dice que el fiscal naval está con su tribunal en la isla Quiriquina. Los abogados concurren cinco veces al domicilio del fiscal Jiménez y cinco veces les responden que no está.

La trasgresión de los derechos de la defensa resulta evidente. Por primera vez un mando militar, a cargo del almirante Jorge Paredes, jefe de la II Zona naval, ejecuta una operación de ocultación de prisioneros para mantenerlos fuera del derecho y encubrir así las torturas.

Mientras asisten a la agonía del estado de derecho, los abogados multiplican las declaraciones públicas y recurren al Colegio de Abogados. Mege y Burgos presentan entonces un recurso de amparo ante la corte marcial de Valparaíso y un recurso de protección ante el Colegio de Abogados de Concepción por el impedimento al ejercicio de la profesión.

Sólo el jueves 16 los abogados son recibidos por el fiscal Fernando Jiménez, quien se lava las manos afirmando que los ingresos al recinto militar dependen de las autoridades de la base. Le piden entonces entrevistarse con Juan Cárdenas de urgencia, ya que hay evidencias de que ha sido bárbaramente torturado. El fiscal se compromete a permitir la entrevista al día siguiente y le comunica su decisión al capitán René Gajardo, encargado de los detenidos, en realidad un torturador. Ambos oficiales faltarán a su palabra. Cuando los abogados se presentan el viernes 17 a las 16 horas, el mismo capitán Gajardo les informa burlonamente que “ lamentablemente esas personas ya no están en la zona ”, pues van navegando a Valparaíso. Chile Hoy 63, 24-8-73; EL Diario color, 15-8-73: Punto Final, suplemento, 28-8-73

Recién el sábado 18, los abogados Pedro Henríquez y Hernán Mege consiguen entrevistarse con cuatro marinos detenidos en Talcahuano. El capitán Gajardo niega el contacto con los otros arguyendo que no han solicitado su defensa, lo que es falso. Al día siguiente, cuando los abogados finalmente consiguen verlos, los marinos explican que sí han pedido la asesoría Chile Hoy 63, 24-8-73, pero las autoridades del Apostadero naval les habían aconsejado de no hacerse defender por “abogados políticos”, ya que la propia Armada les proporcionaría “defensores” . Chile Hoy 63, 24-8-73. Durante las entrevistas, los abogados confirman la magnitud de las torturas. Más adelante, los detenidos tienen derecho a visitas restringidas de la familia directa. Durante esos días, la Infantería de Marina allan casas de los detenidos, donde no encuentran sino algunos libros sobre cuestiones sociales Chile Hoy 63, 24-8-73.

*Extracto del Libro, Los que dijeron “NO”, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo II, 148-149

 

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