En el crucero O’higgins

Las detenciones en el crucero O’higgins, Talcahuano.

Crucero CL O’higgins

 

Declaración Forzada del cabo 2° Arestey ante el Fiscal Jiménez después de una sesión de torturas. Diseño gráfico donado por W. Arestey

( Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo II, 110 )

  La ola de arrestos en los dos viejos cruceros O’Higgins y Prat, inmovilizados en los diques, se inicia cuando el capitán Victor Henríquez Garat informa a Jorge Paredes, comandante de la Zona de Talcahuano, que se dispuso que el departamento A2 “vigilara a posibles sospechosos”. También indica que deben interrogar al cabo Aurelio Aravena, quien se habría reunido con los marinos Uribaldo Arestey y Maximiliano Domínguez. Y éste último había dicho “que el rancho era de mala calidad”. (Causa 3926, foja 64).

( Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo II, 134 )

 En el proceso, aceptan haber formado parte del grupo los cabos Aurelio Aravena, Juan Arestey, Maximiliano Domínguez, (se agrega aquí al cabo Santiago Rojas Campos que no aparece en la página 366), así como los marineros, Juan Carlos Montecinos, Jaime Balladares, Silverio Lagos y Alejandro Rojas, aunque este último lo “confesó” bajo tortura, pero en realidad no fue parte del grupo.

( Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo I, 366 )

La detención del Cabo Maximiliano Domínguez

(extracto del Testimonio del cabo maximiliano Domínguez)

 Estando embarcado en el crucero O”higgins que estaba atracado en Asmar Talcahuano,  a la hora de haber cumplido con un día más de trabajo y pronto para irme franco, el sub Oficial de división Escanilla me viene a buscar aduciendo que tenía que cumplir con una misión extraordinaria en el transporte que estaba atracado al lado del crucero O`hhigins , pero en vez de subir al buque, me suben a una camioneta donde ya estaba sentado el cabo Arestey para posteriormente llevarnos a el centro de entrenamiento militar de infantería de marina, ubicado en una zona llamada las canchas, ahí nos estaba esperando un camión con personal de infantería de marina. Armados con ametralladoras, en el camión ya estaba una cantidad de detenidos y nos empezaron a tirar como paquetes al camión, para luego continuar el viaje hasta el centro de entrenamiento donde empezó la tortura; nos sacaron la ropa nos dejaron desnudos en el mes de agosto, el mes, más helado del año, nos pusieron en posiciones de tendidos las cuales consistieron en manos arribas abiertas apoyados en una pared y piernas abierta para luego empezar a golpearnos por todas las partes del cuerpo, luego empezó el submarino que consistió en sumergir nuestras cuerpos con la cabeza en dirección al fondo del tambor con agua con barro, al cual fui sumergido en repetidas oportunidades combinado con la introducción de medio cuerpo  a un hoyo en la tierra, con la cabeza sumergida en el hoyo con el trasero al aire, durante todo el periodo de la tarde y noche  hasta el otro día, rotando entre los diferentes métodos de tortura; al otro día nos vistieron y nos llevaron al cuartel de orden y seguridad ubicado en la base naval frente a la entrada Asmar de Talcahuano, durante todo ese periodo estuve incomunicado. El 10 de septiembre de1973 somos divididos en dos grupos, unos llevados a la isla Quiriquina y otros enviados a la cárcel de Talcahuano. En noviembre de 1973 soy trasladado a la cárcel de Talcahuano, el 9 de septiembre de 1975 soy nuevamente trasladado, esta vez a la cárcel de Concepción, en octubre de 1976 soy puesto en libertad.

 La represión se extiende  a la familia, el  tio de Domiguez , Arcadio Ortiz fue detenido y torturado en la ciudad de Tomé, en la costa  a las afueras de Concepción. Su primo, Hernán Ortíz, también marino, fue detenido y torturado.

La detención del marinero  Silvero Lagos

(extracto del Testimonio del marinero Silverio Lagos)

    El 8 de agosto sacan de la enfermería del O’higgins con fusil al pecho, al marinero mecánico electrónico Silverio Lagos Muñoz, que padece de asma. En la guardia estaba Rafaél Jimenez quien vé cuando lo suben a una camioneta  y lo conducen al fuerte Borgoño, después lo bajan con violencia y una patada que le dan en la columna lo deja tendido en el suelo, luego lo llevan ante el capitán Kohler quién lo interroga sobre una reunión a la que había asistido en Las Higueras (se trata de la  reunión que organiza el marinero del Prat José Maldonado para el 7 de agosto). Silverio niega haber asistido a esa reunión, Kohler le amenaza de muerte y le dice:

“abre la boca huevón”, “puso su fusil en mi boca”, sentí con mi lengua el metal helado, ahí pensé: “será cuento corto, una muerte rápida”. No disparó, pero gritó: “este huevón ha estado en Cuba”, “hay que darle otro tratamiento”…después de unas sumergidas desnudo en el tambor de las aguas pestilentes, reconoce haber estado en la reunión de Las Higueras con dirigentes del MIR.

Posteriormente, después de la torturas, me conducen a una oficina a la entrada del cuartel, donde me esperaban alrededor de 6 personas sentadas a un escritorio, Kohler, el teniente infante de marina Cáceres “con el cual habíamos navegado en el crucero de La Esmeralda en 1970, cuando era subteniente egresado de La Escuela Naval”, también estaba el teniente primero Santiago Lorca González , quien fuera encargado del curso de electrónica en La Escuela de Operaciones y el jefe de los buzos tácticos que no tenía ninguna participación activa, “él solo miraba”, no así el capitán Vergara, que era el que ataba, por decirlo así, los nudos de las declaraciones que habían sido sacadas en base a torturas.

 “Mientras esperaba, escuché al marinero electricista, Jóse Maldonado (del Prat) gritar;  “ porque soy Marxista me persiguen ” al sacarlo de la sala, éste, sangraba de su rostro, después supe que el Tte. Cáceres le habia pasado por la cara un palo, algo asi como una astilla”                                                                                           

 “Al ser ingresado a esta improvizada oficina, pedían los nombres de todos lo que habían estado en la reunión de las Higueras, que relación teníamos. Los que asistimos allí éramos un grupo muy mezclado, yo, solo ubicaba a Mario Patricio Cordero y a José Maldonado que fueron los que me invitaron a la reunión. Los que nos tenían detenidos, trataban de hacerlo todo rápido ya que eran las dos de la mañana y tenían muchos por detener y esperaban las horas de la mañana para detener a un empleado civil de Asmar que era estudiante de la universidad de Concepción de apellido Jaramillo. Ví como lo trajeron a puras patadas y nos gritaban a nosotros; “ Sigan cantando Hueones que ya desarticulamos sus celulas ” . A éste jóven lo llevaron para la pista de obstáculos para ser pasado por los maltratos”.

 “Durante el interrogatorio el teniente Cáceres tomó una taza, la llenó mas de la mitad con polvo de nescafé, un poco de agua y me obligó a beber, me agarró del pelo echándome la cabeza hacia atrás obligandome a tomar el cafe… terminé vomitando”.

Una vez que me habián ubicado dentro de este enorme rompecabezas que era ésta gente “que se habían sublevado dentro de la marina”,  me pasaron a la próxima pieza donde habían muchos marinos tendidos boca abajo, ahí estaban Carlos García, Víctor López, Antonio Ruiz, Mario P. Cordero, José Maldonado, Bernardo Carvajal, entre los que recuerdo.

Algo anecdótico fue que, por el frio de Agosto todos tiritábamos y como el piso era de madera se movía toda la pieza con un sonido de terror. Pensé, cuando entré, que estaban horrorizados de miedo, era mas bien el frío del invierno. La tortura para nosotros fue una sorpresa, no estábamos preparados, aunque ya habíamos visto fotos de las torturas que fueron víctima los Tupamaros en Uruguay, pero en la práctica, la realidad era más salvaje.

En Fiscalía

  “Fuimos llevados a fiscalía en una camioneta, a mi me tocó en el grupo que tenía relación con nuestra emblemática reunión. Éramos cuatro con un infante armado, íbamos en la parte de atrás de un vehículo.

Al llegar a la fiscalía nos bajaron y nos obligaron entrar a la fiscalía a vuelta de carnero fueron alrededor de seis metros en que dabamos una y otra vuelta de carnero …Era parte de su humillación, era el camino a lo que se venía para Chile. Estábamos abandonados, sin justicia.

El interrogatario del fiscal si se le puede llamar asi, ya que las respuestas eran rechazadas y daba lo mismo lo que uno dijera, ellos la acomodaban dentro del esquema de sus planes golpistas. Si las respuestas no eran de su gusto, me amenazaban con enviarme al fuerte Borgoño con la amenaza de que “ahí me iban a resfrescar la memoria”. Puesto que no deseaba volver allí le dije …”ponga lo que Ud. quiera y le firmo, ya que no me cree” .Nunca acepté que pusiera que íbamos a matar oficiales esto era la falacia de parte de la Marina.    Después de las declaraciones en fiscalía, fuimos incomunicados por 10 días. También participa en mi detención el oficial de mar, teniente primero Kelly.

La detención del marinero René Alejandro Rojas Trincado

  El marinero René Rojas es detenido en el crucero O’higgins  y llevado a los altos del fuerte Borgoño de la Infantería de Marina, en el “sector canchas” (Causa 3926, foja 64), donde comienza a operar el sugundo grupo de torturadores. Rojas no es miembro del grupo y nunca a asistido a reuniones políticas, pero cuatro o cinco días antes, al final de un acalorado discurso golpista, había preguntado al oficial ¿qué ocurre si uno no está de acuerdo? esa pregunta le cuesta la detención.  El marino reconoce al capitán Luis Kohler herrera, “el jefe directo de todo lo que se hizo ahí”, y a los capitanes Boetsch y Alarcón, éste último apodado el “pata de cacho”. Poco tiempo antes, Kohler había dirigido los allanamientos a las industrias COSAF de Penco y Marco Chilena. (Chile Hoy 64, 31.8-73)

Rojas es acusado de ser miembro de MIR. Le exigen que “confiese”, dándole golpes con guantes mojados (para evitar huellas en el cuerpo) y sumergiéndolo en el siniestro “submarino”. Los torturadores pronuncian varios nombres de miristas con los que creen que se ha reunido, exigiéndole que hable de ellos. En medio de gritos y golpes el torturado escucha “hable de Marx y Lenin”. Por esos días, Rojas que desconoce a estos personajes, los toma por dos miristas. En su impotencia responde “si yo no los conozco”; pero insisten, “y yo juraba, les decía que no los conocía”. En un momento dado, el marino dice: “Mi capitán, si yo no tengo idea, no tengo idea de nada de lo que Ud. me está diciendo”. Kohler replica indignado: “Cómo sabís que soy capitán concha de tu madre”. “Si yo también fui infante y Ud. fue instructor mío”, responde Rojas, sin darse cuenta de que acaba de cometer un error. El capitán Kohler decreta entonces: “Ración doble porque éste sabe lo que le va a pasar: está entrenado para eso” ([E] Rojas, 2001)

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