Naufragio

“Es una historia de marinos y marineros con mente despierta y piel curtida por el sol, por el agua salada y por culatazos de fusil”.

Esta historia de náufragos tiene años antiguos, y sigue siendo contemporánea, en la medida que sus protagonistas han ido atizando el fuego que la mantiene viva; por tanto, no importa su edad precisa, es una epopeya sin fecha de vencimiento. Los años se niegan a pasar de largo sin contemplarla con cierta admiración, y le dejan de regalo recuerdos olvidados que alimentan su memoria. Por esa misma razón su frescura no se apaga ni su crueldad se olvida. Es una historia cruel, pero al mismo tiempo con una tremenda carga de valor, aportado por los castigados, y de risas que no aceptaron ser desplazadas arbitrariamente. La bestialidad no pudo impedir que los gritos tuvieran un grado de rebeldía ni que las risas acompañaran al dolor, porque las risas eran clandestinas, estaban almacenadas en la memoria dura de cada marino, y se negaron a  dejar desamparado al dolor.

No se reprime la mano que desea escribirla, con palabras también antiguas, sobrevivientes; la misma mano que, junto a otras, dibuja con signos literarios los episodios pegados a la piel y detrás de los ojos. Esta historia de marinos y marineros con mente despierta, y piel curtida por el sol, por el agua salada y por culatazos de fusil. Esta historia que está destinada a ser escrita y contada por muchos, porque una sola persona no puede contarla toda… El autor.

Carlos Tortín García, nació el año 1953 en Lontué, un pueblo del centro de Chile, conocido por su producción agrícola, especialmente viñedos y maizales desde siempre. Reside en Bélgica desde 1992, cumpliendo una condena de cuarenta años de extrañamiento.

Ingresó a la Marina en 1969, antes de cumplir 16 años de edad, portando su nombre Carlos García, que sus compañeros rebautizaron intercalando el nombre Tortín. Se graduó de Mecánico Electrónico en 1972, en la Escuela de Operaciones de Viña del Mar. Asignado al Crucero “Prat” a comienzos de 1973, en ese buque de guerra se incorporó al movimiento de marinos antigolpistas, asumiendo la defensa del gobierno de Salvador Allende frente a la conspiración golpista. Detenido en agosto de ese año, junto a un centenar de marinos en los puertos de Valparaíso y Talcahuano, fue procesado por tribunales navales y condenado a tres años de prisión, los que cumplió en la Cárcel Pública de Concepción, más conocida como Chacabuco 70.

Su etapa de trabajador jubilado la comenzó estudiando Escritura, en la Academia Municipal de Sint-Niklaas, en Flandes Oriental. Se graduó el año académico 2020.

Este es su primer libro publicado. Trabaja actualmente en la recopilación de sus Crónicas de Flandes, que ha escrito desde el año 2015. Paralelamente, está escribiendo dos novelas históricas, en idioma castellano, y un Libro Falso, en idioma holandés.

Se ha publicado la edición este 1 de abril 2022. Amazon.

Título del libro: Naufragio

Autor: Carlos Tortín García

ASIN: B09X1Y3RZK

Por Fuerzas Armadas ceñidas a la democracia y a las leyes republicanas

Columna de opinión por Jorge Magasich
Miércoles 2 de marzo 2022 

diario Uchile

Jorge Magasich

Tres décadas después del inicio de la transición a la democracia en 1990, la pregunta ¿cómo transformar a las Fuerzas Armadas que, en 1973, instauraron una dictadura que tildaba de “enemigo” a buena parte de la ciudadanía, en instituciones democráticas? sigue pendiente. Se trata de una reforma mayor que concierte la estabilidad del país y su destino democrático.

La historia de la República contiene, en efecto, demasiados ejemplos en que las Fuerzas Armadas han hecho mal uso de las armas que les confió la sociedad. En dos siglos han consumado más de 20 matanzas y el “gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden” perpetró los crímenes masivos más graves que se registran.

Estos antecedentes indican que el inmenso poder de que disponen quienes detentan el monopolio de las armas requiere un control democrático. Por eso es conveniente que la configuración de las instituciones militares, su rol, y su relación con las autoridades de la República sea abordada en la Constitución, de manea que quede explícitamente descartada toda deriva antidemocrática, golpista y criminal.

Las políticas de defensa nos conciernen a todos

Los antecedentes represivos de las Fuerzas Armadas provienen, en buena parte, de doctrinas como la “seguridad nacional” y el “enemigo interno”, muchas veces propagadas por instructores vinculados a los Estados Unidos que buscaron –y consiguieron– utilizar a militares de varias naciones contra la población que calificaban de “enemiga”. En Chile hubo también “docentes” de las escuelas militares que enseñaron el franquismo y otras doctrinas extremistas que fueron sostén ideológico del golpe de Estado.

Su propagación entre los militares fue facilitada por la organización de las Fuerzas Armadas cerrada sobre si misma. Muchos uniformados “están convencidos de habitar un mundo que no es el nuestro; que tiene sus propias leyes y se rige por sus propios códigos” indica la investigadora Catalina Gaete en su notable libro “Vuestros nombres valientes soldados: la brecha en derechos y privilegios que separa a civiles de militares”.

Buena parte de los militares, en efecto, viven apartados de la sociedad, con una cultura, reglas, espacios, tribunales, escuelas, iglesias y previsión, diferentes. Ese aislamiento contribuyó a hacerlos más permeables a doctrinas extremistas. El contralmirante Huerta, por ejemplo, pretende en sus memorias, que “Nuestra obligación es ganar la contienda [contra la Unión Soviética] dentro de las fronteras de Chile, tanto en el terreno ideológico como contra el terrorismo que es una de las expresiones patentes del conflicto. Nuestro deber es desenmascarar a los traidores y desengañar a ilusos que se dejan llevar por la fraseología seudointelectual de los eruditos que operan en salones, cafés, asambleas o templos”. El futuro democrático del país requiere de Fuerzas Armadas donde no puedan reproducirse tales aberraciones.

Su democratización tiene un punto de partida evidente: la historia indica que fue un error dejar las políticas de defensa sólo en manos de algunos oficiales, muchos de ellos imbuidos por ideologías extremistas.

En realidad, las políticas de defensa nos conciernen a todas y todos. Estas incluyen el tipo de Fuerzas Armadas que el país necesita, las hipótesis de conflicto, las misiones que les serán encomendadas y la formación de los militares. Por eso resulta necesario constituir una instancia, que podría denominarse Consejo de Defensa, compuestas por militares y civiles designados por el Parlamento, encargada de orientar y supervisar las Fuerzas Armadas.

Este Consejo estará encargado de reflexionar y proponer políticas de defensa; controlar las actividades de las Fuerzas Armadas y de Orden, especialmente los servicios de inteligencia; establecer los objetivos de la enseñanza impartida en las escuelas militares, sus programas de estudio, los contenidos de las asignaturas y la selección de los docentes en función de su competencia y velando por que exista pluralismo entre ellos. Para contribuir a la no repetición de las atrocidades, incluirá la enseñanza de los Derechos Humanos en los programas de estudios.

Sería también conveniente restaurar un mecanismo participación parlamentaria en los ascensos a partir del grado de coronel, previsto en la Constitución de 1925. Entre las atribuciones del Presidente estaba la de “conferir, con acuerdo del Senado, los empleos o grados de coroneles, capitanes de navío y demás oficiales superiores del Ejército y Armada”. Este mecanismo permite saber a quién se encomiendan los mandos superiores y filtrar elementos no confiables.

Preminencia de la Ley sobre la orden

Otro fundamento del pasado represivo de las Fuerzas Armadas es la noción de la obediencia ciega a la orden del superior. Con el argumento de la eficacia, la formación de los soldados y carabineros insiste en la obediencia irreflexiva a toda orden –aunque sean las peores–, que han de ejecutarse con “prontitud y puntualidad”. Abundan los ejemplos en que la obediencia ciega ha sido un eslabón fundamental para que se concreten crímenes aberrantes, como torturar o matar.

Esto ha sido posible porque en los medios militares subyace la cultura que ellos constituyen un “mundo diferente”, donde la obediencia es sagrada y las leyes republicanas son relativas. No es casualidad que la primera justificación dada por los uniformados responsables de exacciones ha sido “yo sólo obedecía órdenes”, subentendiendo que el subordinado está exento de responsabilidades.

Para impedir la concreción de delitos, los subordinados deben disponer de mecanismos expeditos que les permitan sustraerse al abuso de poder que configuran las órdenes ilegales y/o criminales.

El primero de ellos es la consagración constitucional de preminencia de la Ley sobre la orden: ninguna orden puede transgredir la Ley o los Derechos Humanos. Y el segundo es establecer mecanismos eficaces que impidan dar –y obedecer– órdenes degradantes, absurdas, inhumanas o criminales.

Las FFAA: una institución pública y laica

Como toda institución pública, las Fuerzas Armadas deben regirse por la norma republicana que separa a las iglesias del Estado. Como cualquier ciudadano, los militares pueden profesar religiones, o no profesar ninguna, pero en la esfera privada. No es admisible, por tanto, que el Estado financie templos y cleros militares, con el agravante que muchos integrantes de aquel clero han propagado doctrinas extremistas. Tampoco es aceptable que instituciones públicas sean consagradas a divinidad alguna, ni se doten de trilogías conservadoras como “Dios, patria y familia”, ni se identifiquen tampoco con la discutible “cultura occidental cristiana”, como lo hace la Armada.

Por ser una institución de todos, las Fuerzas Armadas han de ser laicas, es decir ajenas a toda práctica religiosa en su seno.

Los militares son también ciudadanos

La necesaria disciplina en tiempos de guerra no puede ser motivo para desposeer a los militares de sus derechos democráticos elementales, en tiempos de paz. Es estos últimos deben disponer de los mismos derechos que los otros ciudadanos, como reunirse, asociarse y sindicalizarse, limitados sólo por las incompatibilidades que precise la Ley.

Los reglamentos internos de las instituciones armadas deben ser públicos y en concordancia con las leyes vigentes.

Una escuela militar, un escalafón, para todos

La persistencia de escuelas diferenciadas, unas para oficiales (Militar, Naval, de Aviación y de Carabineros), y otras para la tropa (suboficiales, grumetes), perpetúa un sistema de castas que reproduce en las Fuerzas Armadas una añeja jerarquía social, en desmedro de la eficacia. Esa división arcaica y onerosa requiere una profunda adecuación con los tiempos actuales.

La transformación paulatina de las actuales escuelas matrices en una sola escuela militar, con varias sedes a lo largo del país, es un paso esencial para democratizar, reducir costos y aumentar la eficacia. Estará encargada de impartir la formación militar de base y especializada; las especializaciones necesarias por armamento; y la formación de los oficiales. El ingreso a las carreras de reservistas, suboficiales y oficiales, se hará en función de criterios objetivos, como diplomas, concursos y calificaciones obtenidas.

Reconocer el gesto de los militares que respetaron la Constitución en 1973, degradar a los golpistas y torturadores

El reencuentro de las Fuerzas Armadas con la democracia requiere que el gesto de los militares que respetaron la Constitución en 1973 negándose a participar en el golpe de Estado, arriesgando bastante más que su carrera, sea reconocido como la postura legal y legítima. Ellos hicieron lo correcto. Por eso es necesario anular las injustas sentencias que aún están vigentes (los marinos constitucionalistas, por ejemplo, siguen condenados por “sedición y motín”) y destacar su conducta como ejemplar para que inspire a las nuevas generaciones de militares.

Por otra parte, los jefes militares que urdieron el asalto armado contra las instituciones republicanas en 1973, además de violar gravemente la constitución, se insubordinaron contra el Presidente de la República, su superior, y en varios casos se insubordinaron también contra sus jefes respetuosos de la legalidad. Todo esto en concomitancia con agentes de una potencia extranjera. Lo que configura delito de alta traición.

Por estas razones, sería útil que la nueva constitución destaque en un artículo transitorio el gesto de los militares que respetaron la Constitución en 1973, y también decida sancionar con degradación a los organizadores del golpe de Estado, aunque sea póstuma. Sus nombres e imágenes no pueden figurar en ningún lugar de honor en las instituciones militares. Lo mismo con los que han sido juzgados culpables de crímenes de lesa humanidad.

Reformular el juramento

El actual juramento militar introducido en 1952 bajo la administración de González Videla, remplazó otro que resaltaba la fidelidad a la Constitución, a las leyes y a las autoridades. En sintonía con las doctrinas de la guerra fría, este juramento de 1952 impone jurar obligatoriamente “por Dios” (el “prometo” laico desaparece) y disminuye la noción de sumisión a la Ley para exaltar la de “obedecer con prontitud y puntualidad las órdenes de mis superiores”. Un artículo transitorio podría indicar que es necesario que los soldados juren o prometan, primero proteger a todos las chilenas y chilenos, y luego someterse a la Ley y a las autoridades electas.

Los archivos son de todos

Todo acto militar queda consignado en documentos, que los altos mandos no tienen derecho a destruir. Es razonable que los documentos sensibles permanezcan clasificados un lapso de tiempo, por ejemplo 35 años. Después de este período deberán ser transferidos al Archivo Nacional, donde, como los archivos de otras administraciones, podrán ser consultados. Un artículo transitorio podría dar rango constitucional a esta obligación.

En suma:

  • Las Fuerzas Armadas son jerarquizadas, disciplinadas y laicas; su jefe supremo es el Presidente de la República.
  • Tienen por misión proteger a las ciudadanas y ciudadanos, conforme a los convenios internacionales en materia de Derechos Humanos, garantizar la soberanía de la nación, proteger también el medio ambiente y participar en el desarrollo nacional.
  • Los militares son ciudadanos en armas; comparten la vida de los otros ciudadanos, incluyendo los sistemas de salud, jubilación y escuelas. Y disponen de derechos ciudadanos, salvo las incompatibilidades que prevea la Ley.
  • El Consejo de Defensa, compuesto por militares y civiles designados por el Parlamento, estará encargado de formular las políticas de Defensa, incluyendo la participación de militares en tareas de desarrollo del país, las hipótesis de conflicto, el contenido de la formación en la Escuela Militar, la selección de sus docentes, velando porque estén presentes las tendencias ideológicas representadas en el Parlamento, y deberá controlar regularmente las actividades de las Fuerzas Armadas. El Consejo de Defensa informará regularmente al Parlamento.
  • Los ascensos a partir del grado de coronel, requieren la mayoría del Congreso.
  • Los reglamentos de las instituciones armadas deben respetar la Ley y ser de conocimiento público.
  • Por último, toda orden militar ha de ceñirse a la Ley y respetar los Derechos Humanos. Los subordinados no están obligados a ejecutar órdenes ilegales. Si las hubiera, tendrán derecho a apelar rápidamente ante instancias prevista por la Ley, sin correr el riesgo de sufrir represalias.

Jorge Magasich

Las informaciones utilizadas en este artículo vienen de:

Gaete Catalina, 2014, “Vuestros nombres valientes soldados: la brecha en derechos y privilegios que separa a civiles de militares”, Ed U de Chile.
Magasich Jorge, 2008, “Los que dijeron ‘No’. Historia del movimiento de los marinos antigolpistas de 1973, LOM

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

LIBRO EVOCA MEMORIA DEL CUARTEL SILVA PALMA, CENTRO DE TORTURAS DE LA ARMADA EN VALPARAÍSO

MEMORIA

El cuartel Silva Palma en Valparaíso, fue uno de los principales centros de tortura instalados y mantenidos por la Armada de Chile, por donde pasaron cientos de prisioneros políticos de la Dictadura cívico militar, cuya historia evoca ahora un libro –  »Una Memoria Incómoda, Cuartel Silva Palma. De Centro de Tortura a Sitio de Memoria » – el que fue presentado el 6 de enero, en el Hall Central de la Municipalidad de la ciudad puerto.

La obra es la culminación de un proyecto titulado  »Rescate de memoria histórica en torno al Cuartel Silva Palma de Valparaíso » desarrollado durante el año 2021 por la organización de derechos humanos Cine Fórum y financiado por el SEREMI de las Culturas, Artes y el Patrimonio de la región de Valparaíso.

El libro y tiene como objetivos ayudar a preservar la memoria histórica de la ciudad y su puerto y conseguir que el recinto sea transformado en un sitio de memoria para contribuir a la educación y la promoción de los Derechos Humanos, según explicaron durante la presentación de la obra los responsables del Cine Forum.

La reconversión del Cuartel Silva Palma debe considerarse como un logro esencial para la preservación del recuerdo y la lucha contra el olvido y el negacionismo respecto a lo que sucedió en la región de Valparaíso durante el oscuro período de régimen militar.

En agosto de 2017, el Consejo de Monumentos nacionales en su sede de Valparaíso, había aprobado por unanimidad declarar el recinto como Monumento Histórico, como testimonio de violaciones de los Derechos Humanos.

El libro comienza con una reflexión sobre el derecho a la memoria frente a los crímenes cometidos por la  Armada de Chile que tuvieron lugar en el recinto.

Luego, hace un relato histórico desde que fue construido, en el siglo XIX, pasando por su utilización como prisión y luego como centro de torturas, hasta que fuese declarado monumento histórico.

Contiene también testimonios de los marineros patriotas que, en 1973 denunciaron el golpe de Estado que estaba preparando la oficialidad de la Armada de Chile y, que fueron detenidos y torturados en el local, detallando al mismo tiempo la estructura de los organismos de represión y sus principales actores.

Finalmente, hace un recuento de las expresiones artísticas desarrolladas en torno a la memoria de los hechos ocurridos en el cuartel Silva Palma.

A 40 años de la ejecución de Ernesto Zúñiga Vergara

Al cumplirse 40 años de la muerte de nuestro camarada y amigo Ernesto Zúñiga es que en nombre de los marineros anti golpistas comparto este pequeño recordatorio que con la ayuda de amigos he logrado componer.

En las situaciones que vivimos durante los años de marina como en los cinco años de prisión Ernesto fue un optimista por naturaleza, además aprovecho el tiempo para educarse en la historia y las luchas de nuestro pueblo. Después de obtener la libertad prefirió quedarse en chile para luchar contra la dictadura hasta el sábado 16 de enero de 1982, en que 24 balas de la dictadura terminaron con su vida. Un gran abrazo a su memoria, además de los parabienes a todos los ex marinos que compartimos la misma historia. Desde Oakland California Jaime Salazar.

                                          Camarada inolvidable

El 17 de enero de 2015, en el cementerio general de Santiago de Chile, con gran solemnidad y emoción, se realizó el traslado de los restos de Ernesto Enrique Zúñiga Vergara al memorial de los caídos durante la dictadura militar. Transcurridos 33 años desde su muerte, en una emotiva ceremonia, recibió el homenaje de más de un centenar de personas, entre ellas camaradas del MIR, amigos, ex prisioneros políticos, ex marinos anti golpistas de la Armada de Chile, familiares y su compañera, además de una escuadra de camaradas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Todos los allí presentes saludamos la vida de un jovial marinero, activo luchador contra la dictadura cívico militar, quien dio su vida en la lucha por la democracia y la revolución social. Muchos de los asistentes viajamos desde distintos países para estar en esa instancia, junto a su madre la señora Marta y su familia, para recordar y homenajear a nuestro camarada inolvidable. Fue el homenaje que se merecía quien lo dio todo en la lucha contra la opresión, que además enfrentó cada etapa de su vida con un optimismo extraordinario, inclusive en los momentos más duros y dolorosos que le tocó vivir.

Nuestro camarada, contingente, amigo Ernesto, conocido como “Tito”, “Mexicano”, o “Manuel”, nació en Santiago de Chile el 14 de abril de 1952.  Hijo de don Luis Zúñiga -autodidacta, afiliado a la fraternidad Rosa Cruz, obrero metalúrgico, administrador de fundo y empleado del ministerio de Obras Públicas-, y de doña Marta Vergara Marín.

Ernesto, en su niñez, “siempre fue muy pícaro, social, juguetón, amistoso, y cariñoso”,según lo recuerda su hermana Ana María. Durante 4 años la familia vivió en la localidad de Marchihue, de la cual Ernesto tenía lindos recuerdos, y en donde don Luis trabajó como administrador. En 1962 la familia se instaló en la población Dávila, barriada de trabajadores en la comuna de San Miguel, en Santiago. Allí asistió a la escuela pública del sector y se unió a los boys scouts. Ana María lo recuerda como un hijo y hermano cariñoso, muy afectivo e inquieto, siempre preocupado por su mamá y sus dos hermanos menores.

En enero de 1969 ingresó a la Escuela de Grumetes de la Armada de Chile, ubicada en la Isla Quiriquina, bahía de Concepción. En esa escuela matriz se forman los futuros marineros de la Armada, todos ellos provenientes de las capas populares del país. Allí, siendo recluta de la segunda división, un sargento le puso el apodo “Mexicano”, lo que recuerda nítidamente Guillermo Castillo, quien compartió ese periodo y también la prisión: “Estando en formación, quizás a mediados de febrero de 1969, un sargento torpedista de apellido Iturra gritó ¡Ponte bien el gorro weón! Ernesto no era de cabeza grande como Oscar Carvajal o yo, que el gorro nos quedaba chico. El sargento se acercó y se lo acomodó, al mismo tiempo que gritó de nuevo ¡Parecís mexicano weón! …Comprenderán que recién estábamos llegados y Ernesto quedó así, como el MEXICANO… Años después, cuando nos reencontramos en prisión … seguía siendo apodado el Mexicano.”

En enero del año 1970, después de terminar su instrucción básica y ya como marinero segundo, fue destinado a una de las divisiones de Artillería del crucero Prat. En dicha unidad, buque insignia de la Escuadra, recorrió las costas chilenas y, según platicábamos, le permitió tener una mejor visión y sentido de la gente de su pueblo, observando a sus compañeros, al mismo tiempo que se educaba y compenetraba más de la vida naval, la que Ernesto disfrutaba a plenitud.

Lo primeros días de enero de 1971, fue trasladado a la Escuela de Artillería de la Armada, ubicada en Las Salinas, Viña del Mar, donde se especializó de Mecánico Artillero. Fue allí donde nació la amistad que nos unió hasta el final. Allí Ernesto aprovechó su tiempo libre para tomar clases de karate, demostrando siempre un alto espíritu de cuerpo, felicidad y optimismo. Durante los dos años en la escuela de especialidades de la Armada, Ernesto fue un preocupado de sus estudios y de su familia, siempre mostrando un gran sentido del humor, que lo demostraba donde estuviera.

Desde Viña del Mar, Ernesto y otros santiaguinos viajábamos juntos para visitar a nuestras familias en Santiago. Ana María, su hermana, recuerda con mucha claridad esos momentos: “cuando él estaba, la casa estaba completa”

Recuerdo que Ernesto arrendaba un cuarto en el departamento de la señora “Juanita” en la avenida Francia 627 de Valparaíso, lugar que compartía con otros marineros de su promoción, además de Nelson Bravo y José Ojeda. Ese cuarto lo ocupaban principalmente para cambiarse de ropa, ya que era costumbre nuestra andar vestidos de civil en la calle, aunque estaba prohibido por los reglamentos. Pero había asuntos más importantes que los reglamentos.

Durante los dos años de estudio, enfrentamos diferentes situaciones extracurriculares en la Armada, como participar en brigadas forestales apagando incendios de bosques en el área de Valparaíso, por lo cual recibimos una recomendación de mérito. También  apoyando a nuestro pueblo para paliar los daños del terremoto del 8 julio de 1971, que afectó duramente el área de Valparaíso y Viña del Mar, ocasión que nos tocó construir mediaguas de día y hacer patrullajes nocturnos en las zonas pobladas de los cerros y en la ciudad. Y luego apoyar  al Estado de Chile  durante el Paro de Octubre de 1972, el paro de los patrones para sabotear al gobierno popular. Todo eso afectó nuestros estudios. 

Sin embargo sacamos adelante los dos años de estudio junto a Ernesto, quien nos hacia reír a todos con sus chistes y ocurrencias; era un comediante nato.

Quiero hacer notar que junto a Ernesto disfrutábamos el hecho de ser marinos y de tener a nuestro alcance la tecnología naval, pero a su vez repudiábamos el clasismo y la arrogancia de los oficiales, en su mayoría provenientes de las clases acomodadas de nuestro país.

El año 1973 integró la tripulación del destructor Blanco Encalada, ya como mecánico especialista, a cargo de la mantención de las torres de 5 pulgadas, o batería principal del buque. A bordo de su unidad asumió un papel preponderante ante la asonada golpista de los oficiales, como integrante del movimiento de marineros anti golpistas. Informándose y reclutando adherentes a la causa anti golpista-constitucionalista, ampliando la base de apoyo. Fueron justamente Ernesto Zúñiga y Orlando Véliz los camaradas que me reclutaron para integrar el movimiento, al cual ingresé con total convencimiento.

Ernesto participaba activamente junto al sargento Juan Cárdenas, informando de los planes golpistas a dirigentes políticos de izquierda, como Oscar Garretón, jefe del “Mapu”, y a  mandos medios de los partidos comunista y socialista. El 3 de agosto del 73 integramos  el grupo de marineros que se reúne para entregar información a la dirección  del MIR, quienes a su vez invitan a Carlos Altamirano, senador del partido socialista, a escuchar  nuestras  denuncias. Fue gratificante para nosotros informar a una autoridad del Congreso de los planes golpistas y sediciosos de los oficiales de la Armada. Ernesto era optimista respecto a lo que estábamos haciendo y nos contagiaba con su optimismo.

Fuimos detenidos el 6 de agosto y acusados de incumplimiento de deberes militares. En un principio, por reunirnos con líderes políticos denunciando el golpe de Estado en marcha. Mientras al mismo tiempo, con toda impunidad, los oficiales golpistas se reunían con lideres de la derecha golpista (todo ello conocido hoy en los documentos desclasificados del Departamento de Estado norteamericano y en las memorias publicadas por los propios golpistas, como el almirante Merino, el almirante Huidobro y otros).

Ese mismo día se iniciaron los interrogatorios y torturas en contra de Juan Cárdenas y otros compañeros. Ernesto es mantenido incomunicado durante una angustiante semana. El 10 de agosto, junto a Juan Cárdenas, Alberto Salazar, Pedro Lagos, Oscar Carvajal, somos llevados por vía aérea, en forma ilegal, violando las normas del debido proceso, a Concepción, y desde allí a la base naval de Talcahuano, donde fuimos torturados por un destacamento de infantes de marina bajo las órdenes del capitán Kohler. En esa operación brutal se destacaban los tenientes Buster, Jaeger, Letelier, Luna, Alarcón, Tapia, Maldonado, Leatich (como cuenta en el proceso judicial).

Además, Ernesto tenía una pistola personal. Hubo una investigación exclusiva por la que también  fue torturado, y en la cual yo recibí parte del tratamiento. Ernesto, con una gran  habilidad, sortea  la investigación y logra  proteger a V.V., un amigo que escapó del encarcelamieto, y que nunca supo que por protegerlo recibimos golpes y torturas extras.

Luego tiene que declarar ante el fiscal naval, capitán Jiménez, después de un par de días que debió dormir sentado, soportando el frio de la zona, en las butacas del gimnasio de la base naval de Talcahuano, junto a marineros de otras unidades, entre los que recuerdo a Carlos García, en condiciones bastantes precarias. Además, soportando las secuelas de la tortura y una puñalada de bayoneta en su espalda, que requirió atención.

Una noche fuimos trasladados a la Escuela de Grumetes de la isla Quiriquina, en donde se nos sumaron Juan Roldan y Sergio Fuentes, alli nos atendieron las heridas, y se nos dio medicinas para deshinchar los moretones que todos teníamos. Además, nos sobrealimentaron para que recobráramos nuestro color. Desde la isla fuimos trasladados en el destructor Orella, bajo amenaza permanente de tirarnos al mar y con hostigamiento durante toda la noche para no dejarnos dormir. Arribamos a Valparaíso el día 18 de agosto en la mañana, donde continuó nuestra incomunicación en el cuartel Silva Palma, hasta fines de agosto. Ernesto fue uno de los últimos marineros en recuperar la libre plática (junto con Cárdenas, Blaset y yo).

Al salir de la incomunicación los últimos cuatro marinos, el sábado 25 de agosto de 1973, hubo reunión de la mayoría de los acusados en la celda grande del cuartel, bajo el liderazgo de Juan Cárdenas. Decidimos escribir varias cartas, y destaco la que enviamos a Salvador Allende y a nuestro pueblo para denunciar nuestra situación,  “lo que hoy es una carta pública e histórica.”

Estando detenidos en dicha prisión naval  ocurre el golpe de Estado, lo que marcó un periplo de injusticias y dolor para todo nuestro grupo. Incluso nuestro camarada es llevado a Santiago por el teniente Benavides, secretario del fiscal naval, para que reconozca la casa en donde se reunió con el senador Carlos Altamirano, lo cual no fructifica,  por lo que Ernesto es maltratado nuevamente tanto en el traslado como en las estadías en recintos militares, donde se le realizan simulacros de fusilamiento. Al igual que todo el proceso de tortura y maltrato, Ernesto lo toma posteriormente con humor y hace chistes de las diferentes situaciones que le tocó vivir, desarrollando “un optimismo irresponsable”, como lo definió Hugo Maldonado, ya que Ernesto hasta en las situaciones mas duras y traumáticas que vivíamos encontraba el instante para hacernos reír ,

El 22 de octubre de 1973 fuimos trasladados a la Cárcel Pública de Valparaíso. La cuarentena de marinos acusados de “sedición” hemos sido alojados  en el teatro del penal, un lugar que no reunía los mínimos estándares de habitabilidad.

El día 14 de diciembre, todos los marinos prisioneros somos trasladados a un campo de concentración en las alturas de Colliguay. Junto con los otros presos políticos que encontramos allí, sumamos alrededor de 200 a 250 prisioneros, cantidad que variaba según los requerimientos de la represión. Allí fuimos sometidos a una gran cantidad de abusos por parte de la infantería de marina de la Armada de Chile, quien estaba a cargo del campo de concentración llamado “Isla Riesco” o “Colliguay” o a veces “Operativo X”. Este campo no reunía las medidas mínimas de salubridad, no tenía agua, electricidad, ni buen acceso desde otras zonas, lo cual era difícil también para los carceleros. Empezando el mes de marzo de 1974 y con el trabajo forzado de los prisioneros, se inició el acondicionamiento de otro campo y luego el traslado de los prisioneros, hacia la localidad de “Puchuncaví”, al campo de prisioneros también llamado Melinka, tarea que se completó a mediados de abril.

No puedo dejar de mencionar un hecho anecdótico ocurrido cuando estábamos todavía prisioneros en la montañas de Colliguay. Era un día de marzo de 1974 y habitábamos la cabaña 10. Durante la formación previa al encierro esa calurosa tarde, Ernesto me habla y yo le respondo, protagonizamos un diálogo en voz baja, que terminó con una típica humorada suya, que hizo reír a todo el pelotón. El jóven teniente de guardia en ese momento preguntó: ¡De qué se ríen! Un sargento y algunos soldados se acercan a nosotros, rodean la formación de modo amenazante y se produjo un silencio sepulcral. Solamente se oía el vuelo de los mosquiotos. ¡De qué se ríen!, repitió el oficial. Todos guardamos silencio. ¡Muy bien, entonces todos a correr hasta los estanques de agua y regresan!, gritó. Ernesto y yo tomamos la delantera en la carrera, ya que éramos de los más jóvenes, teníamos 21 años de edad, junto a dos estudiantes secundarios de 16 o 17 años, que todavía portaban su uniforme escolar. Los demás eran mayores, líderes sindicales y militantes socialistas y comunistas. Se levantó una polvareda mientras corríamos.

Cuando estábamos a mitad de camino, de regreso, el teniente gritó que los dos últimos que lleguen serán castigados y sometidos a un picadero. Ernesto iba primero en la carrera. Dirigiéndose a mí, me dice “Jimmy, no podemos dejar que otros paguen por nosotros”. Asentí a sus palabras y sin hacer más comentario comenzamos a correr más lento para que todos nos sobrepasaran. A poco de llegar a la meta, le dije: “Ernesto ¿sabes lo que nos espera?”  “Claro que sí”, me respondió, “pero no podemos dejar que este huevón se ensañe con los viejos”.

Siendo los dos últimos en la meta, el oficial envió a todos los demás a sus respectivas cabañas. Quedamos solos frente a él, los soldados mantuvieron cierta distancia. Nos preguntó nombre, origen y lugar de trabajo antes de ser detenidos. Le informamos que éramos marinos acusados de sedición. ¿Saben lo que les espera?, preguntó. Le respondimos que sí, manteniendo la mirada franca y preparándonos para lo que venía. El teniente nos miró fijo y dijo: ¡Bien hecho muchachos! Nos mandó de regreso a nuestra cabaña. Quedamos gratamente sorprendidos por la actitud del oficial, ya que esperábamos el castigo de rigor en estos casos como prisioneros de guerra. “De la que nos libramos”, me comenta Ernesto. Esto quedó en el recuerdo de esos días, en ese perdido y polvoriento campo de prisioneros entre las montañas.

Sin embargo, los últimos días de ese mes de abril, a poco de haberse instalado en el campo de Puchuncaví, Ernesto y sus camaradas son retornados a la Cárcel de Valparaíso y esta vez son destinados a las celdas de la tercera galería, compartiendo con los presos políticos de Valparaíso. Allí intensificó su educación política, histórica y filosófica, además de retomar las prácticas de karate junto a otros entusiastas camaradas como Gastón Gómez y Jaime Espinoza.

En la Cárcel de Valparaíso, con un gran optimismo, Ernesto refuerza el compromiso con su pueblo y se suma a los grupos de estudios del “MIR”, integrando una de las células de instrucción, donde el organizador resultó ser otro ex marinero, miembro de la dirección del MIR, Carlos Díaz Cáceres, contingente del año 65 al igual que José Ojeda, Teodosio Cifuentes y José Lagos.

Durante el invierno del año 76 el juez naval de Valparaíso dictó sentencia contra los marinos, condenando a la mayoría a 3 años de prisión, que se cumplieron en agosto de ese año. Los que teníamos condenas más altas fuimos trasladados a la Penitenciaría de Santiago, en octubre: Ernesto, Cárdenas, Pedro Lagos, Juan Roldan, Pedro Blaset, Sergio Fuentes y yo, con la excepción de Alberto Salazar, que gestionó su trasladado a Concepción para estar más cerca de sus padres y  familia.

Allí, en la Calle Dos del penal, Ernesto se encontró con una gran unidad y organización de los presos políticos, lo que permite la expansión de sus conocimientos y refuerza su actividad

educativa. Además de estrechar la comunicación con su familia, y en especial con su madre, Marta Vergara.

El día 20 de abril de 1978, después de cinco años de prisión, Ernesto y sus camaradas, más la totalidad de los presos políticos condenados y rematados, son notificados primeramente de un decreto de expulsión del país, pero luego son dejados en libertad, de acuerdo a la Ley de Amnistía recientemente dictada.  Sin embargo, la mayoría de ellos optó por salir al extranjero. Algunos decidieron quedarse, de los cuales unos pocos se abocaron a luchar contra la dictadura. 

Al salir de prisión Ernesto se integra a paso firme en la resistencia contra la dictadura, en primer momento junto a Sergio Fuentes y Carlos García en organizaciones populares y poblacionales. Además, se une románticamente a una compañera (Yoyi) viuda con dos hijos pequeños.

Su carácter siempre afable, bonachón y comediante es acompañada por la madurez, por las responsabilidades intrínsecas de la vida clandestina. Asumió nuevas responsabilidades políticas,

participando en campañas de propaganda y operativas, como la captura de camión Soprole, para repartir alimentos en las poblaciones más pobres de Santiago. Luego como miembro de la Fuerza Central del MIR, estructura operativa donde tuvo  una destacada actuación, tal como lo recuerda el compañero Guillermo Rodríguez en su libro “Destacamento miliciano José Bordaz”: “Llegamos a una casa de un piso, amplia, con un galpón lateral usado para guardar el vehículo, con el que entramos tal como lo había indicado el conductor. Entramos por la puerta de la cocina a una casa en la que se notaba, vivía una familia, en ese momento ausente. El chofer, que resultó ser un hombre de movimientos nerviosos y rápidos, presto a la talla y las bromas livianas, me fue presentado como Manuel, de quien sólo un par de meses después sabría que era uno de los ex marinos detenidos antes del golpe militar y que era el que “la llevaba”, al decir de estos tiempos, el militante símbolo del arrojo, coraje y valentía de la Fuerza Central, asesinado en 1982 en las calles de Pudahuel en una emboscada de la CNI.”

Recuerdo que durante la primavera del año 1981 nos encontramos por coincidencia en la vereda norte de av. Matta, en Santiago, y compartimos una empanada en un lugar que él conocía. Allí platicamos un par de horas, él me contó que todos sus camaradas y su familia le pedían que saliera del país, a lo que el se estaba negando; yo le insistí que sería bueno que se fuera por un tiempo, se podría especializar en alguna técnica que le gustara. Allí brindamos por la salud y bienestar de nuestro camarada en prisión.

El sábado 16 de enero de 1982 Ernesto es asesinado a bordo de un bus de Santiago. Según los datos del proceso, los agentes del Estado fueron directamente a terminar con su vida. Su muerte significó una gran pena, dolor, además de un inmenso vacío para su familia y los amigos. 

Todos los ex uniformados que se quedaron en Chile, estaban consientes del tremendo peligro que corrían bajo la dictadura: el cabo Alberto Salazar y Ernesto pagaron con sus vidas; Carlos García

estuvo mas de 11 años en prisión un segundo periodo, para luego salir condenado al exilio en Bélgica; Luis Rojo, luego de arrestos y más torturas, salió rumbo a Australia. Pedro Blaset fue detenido durante unas semanas por la CNI. Ricardo Tobar y Bernardo Flores, aunque no fueron detenidos, sí fueron vigilados en algunos casos en forma evidente (seguimiento japonés) y hostigados por agentes del Estado.

Este poema fue escrito para Ernesto que fue conocido como “Manuel”en la clandestinidad.

                        Manuel

Seguramente caíste abatido

Con tus ojos mirando el cielo

Amplio, lleno de resonancias libertarias

Como tus sueños de amaneceres nuevos.

No te conocí

Pero ¿Quién necesitaba conocerte?

Tenaz e inquebrantable

Entre calles laberínticas

Silencioso

Esquivando sombras

(conspirativo)

Fuiste tejiendo futuros

Fuiste echando semillas en la dureza de la tierra

Tu, humilde hijo del pueblo

Compañero combatiente Ernesto Enrique Zuñiga.

Los esbirros te llamaron asesino

Pero ¿Qué importa?

Las balas que atravesaron tu cuerpo noble

Continuaran explotando en miles de fragmentos

De voluntad de lucha

Hasta que ese amanecer que tanto soñaste

Llegue a la tierra que hoy cubre

Tu mirada todavía rebelde…

Walter Fuentes (chileno residente en California)

Este relato de AMA, lo hemos desarrollado como homenaje y cariño a nuestro inolvidable camarada. Gracias a los aportes de: Guillermo Castillo, Carlos García, Oscar Carvajal, Sergio Fuentes, Osvaldo Flores, Guillermo Rodríguez, Walter Fuentes y su hermana Ana María.

Por la Agrupación de marineros anti golpistas. 

Jaime Salazar   diciembre de 2021

Reconocimiento para la Historia a los Marinos Constitucionalistas

Reconocimiento de la Convención Constitucional a Los Marinos Antigolpistas por su aporte y participación en las audiencias públicas de la Comisión Transitoria de Derechos Humanos y Bases para la Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición.

El barco cárcel Lebu ancló en el Parque Cultural de Valparaíso

El barco cárcel Lebu ancló en el Parque Cultural de Valparaíso

By Guillermo Correa Camiroaga  13 Diciembre, 2021  

Faltando tres minutos para las 16 horas la sirena del Lebu resonó con potencia en la explanada de la Ex Cárcel Pública de Valparaíso -hoy transformada en Parque Cultural, Monumento Histórico y Sitio de Memoria- anunciando que el Proyecto Lebu llegaba a buen puerto después de navegar durante 17 meses por el mar de la memoria, para ser entregado a la comunidad porteña.

Con energía, voluntad y creatividad se unieron las manos de muchos compañeros y muchas compañeras para sacar adelante esta tarea impulsada por el “grupo motor” formado por Antonio Oyarzo, Ricardo Aravena, Gilberto Hernández, Mario Puelche, Álvaro Vidal, Luis Madariaga, Patricio Carrasco, Verónica Garrido, Ricardo Aravena, Carlos Rivera y la colaboración de Elizabeth González y Lenko.

Fueron muchas las dificultades que se presentaron durante todo este proceso, pero la claridad de los objetivos y la importancia de rescatar este trozo de memoria histórica y ponerla a disposición de las nuevas generaciones fueron el combustible fundamental que permitió a este grupo de compañeras y compañeros seguir navegando con rumbo certero y sorteando con éxito las marejadas.

Poco antes de comenzar la ceremonia oficial los compañeros y compañeras que participaron en Valparaíso de este valioso proyecto se dirigieron a la Enredadera de la Memoria, una placa que forma parte del “Circuito de la Memoria de Valparaíso”, instalada en las cercanías de la entrada principal de la ex cárcel, para depositar allí claveles rojos en homenaje a todos los prisioneros políticos que estuvieron detenidos en este recinto.

El sábado 11 de diciembre a las 16 horas en punto, tal como decía la convocatoria, se dio inicio a la ceremonia de entrega de este valioso material pedagógico a las ciudadanas y ciudadanos de Valparaíso. Con un minuto de silencio se rindió homenaje al compañero Patricio Pardo Muñoz, un joven de26 años de edad que puso fin a su vida afectado por una aguda depresión producto de la mutilación ocular sufrida a manos de agentes del Estado durante la rebelión iniciada en octubre del 2019 y de la impunidad que hasta el día de hoy gozan estos represores.

Más de ciento cincuenta personas, de distintas generaciones, acudieron a presenciar este evento que constó de dos partes. La primera de ellas desarrolló en el patio central del recinto con un acto cultural y político donde el relato y los testimonios se fueron entremezclando con las intervenciones artísticas del conjunto “Ensamble Memoria”, el cantante Raúl Guerra y el grupo folclórico “Likanantay”.

La segunda parte de esta ceremonia fue la visita a la exposición del Proyecto Lebu instalada en la ex galería de reos, espacio que se transformó en el “astillero de la memoria”, ya que fue en este lugar donde se terminó de construir la Maqueta del Barco Lebu.

Las y los asistentes pudieron recorrer este espacio de memoria, observar la maqueta del barco Lebu, registros fotográficos y audiovisuales, arpilleras, pinturas, poleras y se hizo entrega del libro “El Siniestro Barco Lebu” que en sus 195 páginas incluye un valioso material recogido de distintas fuentes testimoniales directas y otras importantes recopilaciones gráficas y escritas.

Numerosos compañeros y compañeras que estuvieron detenidos en el Barco Lebu, familiares, compañeros y compañeras de diferentes organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos se volvieron a reencontrar después de muchos años, intercambiando experiencias, vivencias y emociones que trasformaron esta instalación en un espacio de memoria histórica popular viva.

Al terminar esta pequeña crónica es necesario destacar el importante respaldo y cooperación de las autoridades encargadas del Parque Cultural, encabezadas por su Directora Ejecutiva Nélida Pozo y Erick Fuentes, Encargado de la Unidad de Patrimonio, Memorias y Derechos Humanos, pero también de los distintos funcionarios y del personal que estuvieron siempre dispuestos a cooperar y entregar su apoyo cuando este fue requerido. La instalación y exposición del Proyecto Lebu está disponible para ser visitada desde ahora hasta fines del mes de febrero al interior de la ex galería de reos del Parque Cultural, de manera totalmente liberada.

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 11 diciembre 2021

Convención Constitucional entregó informe final de Derechos Humanos que contó con asesoría U. de Chile

Convención Constitucional entregó informe final de Derechos Humanos que contó con asesoría U. de Chile

El pasado viernes 3 de diciembre, la comisión de Derechos Humanos del órgano constituyente entregó el «Informe de Verdad Histórica, Reparación Integral y Garantías de No repetición», trabajo que reúne los testimonios de víctimas y grupos discriminados que expusieron en las 282 audiencias públicas realizadas por la instancia. La elaboración del documento, que fue recibido por la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile, Faride Zerán, contó con la colaboración de académicos, académicas y estudiantes de nuestro plantel, quienes apoyaron en distintas labores de transcripción, codificación, análisis, redacción y revisión del material final.

“Los derechos humanos son centrales para toda sociedad, son un consenso de la humanidad que deben ser un piso mínimo para cualquier diálogo democrático. No es posible avanzar sin verdad histórica y sin construir los principios y mecanismos para asegurar la reparación y la no repetición. Ninguna democracia encarna su madurez con impunidad y el olvido es también una forma de impunidad”.

Con estas contundentes palabras, la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncon, inauguró el pasado viernes 3 de diciembre, en el ex Congreso Nacional, la ceremonia de entrega del “Informe de Verdad Histórica, Reparación Integral y Garantías de No repetición”. El trabajo, elaborado por la Comisión de Derechos Humanos del organismo, reúne los testimonios de víctimas y grupos discriminados por el Estado que expusieron en las 282 audiencias públicas realizadas por la instancia, presentaciones que luego fueron transcritas, codificadas, analizadas, redactadas y revisadas por un contingente de profesionales, entre ellos, académicos, académicas y estudiantes de la Universidad de Chile.

“Estoy emocionada”, declaró en su presentación Manuela Royo, una de las convencionales que lideró la creación de este informe que marca un hito, al ser la primera vez que un órgano del Estado reconoce episodios de genocidio contra pueblos originarios, vulneración de los derechos de la naturaleza y ecosistemas y recoge testimonios de primera fuente de violaciones a los Derechos Humanos post dictadura y durante la revuelta social.

Este informe es histórico y tiene una importancia fundamental, no solo para las miles de víctimas cuyos testimonios se recoge, sino también para todas y todos los chilenos y pueblos originarios que hoy luchan, y que mañana seguiremos luchando por nuestros derechos. Los derechos humanos no son solo un elemento de protección de las víctimas, sino que son la herramienta para consolidar una sociedad democrática”, señaló la abogada y constituyente por el distrito 23.

La ceremonia tuvo varios puntos álgidos marcados por los testimonios de figuras clave en la lucha por la defensa de los Derechos Humanos y quienes participaron en el informe, entre ellas, la machi Francisca LinconaoAlicia Lira, de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos; Haydee Oberreuter Umazabal, del Comando Unitario de ex Prisioneros Políticos; José Luis Choque, del pueblo Selknam; Anastasia Benavente, del Sindicato de Trabajadoras Sexuales Trans y travestis Amanda Jofré; y la senadora electa Fabiola Campillai, representante de las víctimas de trauma ocular.

En la ocasión, Daniela Millaleo, el colectivo Cueca Sola y la dupla de Carmen Lienqueo y Valentina Peralta, protagonizaron intervenciones artísticas que dieron espacio tanto para la emotividad como para la denuncia y la memoria.

Tenemos puesta nuestra fe y nuestra esperanza para el cambio de nuestro Chile, en la Convención, que fue posible gracias al estallido social, a la lucha de todos nuestros compañeros, a la lucha que se llevó vidas, que costó sangre de nuestro pueblo”, señaló Fabiola Campillai, acompañada de aplausos y diversas muestras de apoyo en la sala. “Debemos exigir libertad a nuestros presos mapuches políticos, libertad a nuestros presos políticos del estallido social, verdad, justicia, reparación integral, garantía de no repetición, si queremos escribir un futuro nuevo”, agregó.

Roberto Celedón, abogado, convencional por el distrito 17 y otro de los coordinadores de la instancia, destacó el valor del informe y de que “el testimonio de todos y cada uno va a servir para el trabajo en la redacción de la Constitución, porque sobre la base de la verdad, de la justicia, de la reparación y de las garantías de no repetición tenemos que construir la nueva Constitución que va a regir para Chile”.

Al finalizar la ceremonia, una copia del informe fue entregado a varias instituciones para su resguardo histórico, entre ellas, el Archivo Nacional, a cargo de Emma de Ramón, y el Archivo Central Andrés Bello, representado en la ceremonia por la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zerán.

Nos enorgullece mucho la amplia y comprometida participación de la comunidad de la Universidad de Chile en una instancia tan importante como esta para el país. La Convención Constitucional materializa los sueños de un país que cambia para incluir a todos y todas y buscar un mejor futuro, por lo que creemos que no puede haber ambigüedades a la hora de apoyar su trabajo, sobre todo en un ámbito tan crucial como la protección de los derechos humanos”, señaló la vicerrectora.

Un informe de reconocimiento público

El documento fue elaborado por la Comisión Transitoria de Derechos Humanos, con la colaboración de instituciones académicas y organismos nacionales e internacionales, así como de numerosos voluntarios y voluntarias que apoyaron el proceso con su trabajo para sistematizar todo lo recibido entre el 27 de julio y el 27 de septiembre de este año.

Para mí fue uno de los momentos más importantes de mi vida personal y como historiadora, un momento en el que efectivamente puedo poner a disposición pública lo que sé hacer como profesional, en un trabajo colectivo y anónimo que me gusta describir como una ‘minga amorosa’”, cuenta Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello y quien estuvo presente en la ceremonia en el ex Congreso Nacional.

“Fue muy emocionante y me gusta mucho lo simbólico que es intervenir en un edificio de la antigua República del siglo XIX, con sus aciertos y desaciertos, pero que hoy se ve totalmente resignificado por este proceso y por estas voces, por lo popular en todas sus dimensiones, por las voces de los pueblos originarios, por las voces de las mujeres y las disidencias, en fin, por todas las voces que no habían tenido un lugar allí. Con Elisa Loncon a la cabeza, queda claro que son las mujeres las que mayoritariamente hemos defendido y defendemos los derechos humanos en Chile” agrega Araya, quien fue una de las tantas académicas de la U. de Chile que colaboraron en la elaboración de este informe, al igual que el coordinador de la Cátedra de Derechos Humanos, Claudio Nash, Jessabel Guamán – Flores y Ximena Goecke, ambas del Diplomado de Historia, Memoria y Derechos Humanos de la Universidad de Chile, entre otras.

“Leer el informe es entrar en un bucle temporal que te pone al frente 500 años, 50 años y hoy, en el contexto de la vulneración a los derechos humanos en Chile. Es un documental que a diferencia del Informe Rettig, del Valech y de otros documentos sensibles, está a disposición pública y pone sobre la mesa los testimonios de las propias personas que sufrieron estas violaciones a sus derechos y que desafían el negacionismo de estos hechos de tantas personas aún en nuestro país”, agrega la historiadora, quien trabajó específicamente en el apartado de “Género, mujeres y disidencias”, junto a Romina Pistacchio, Carolina González, ambas de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Bascur Cruz y Noam Vilches, ambos estudiantes y activistas de las disidencias sexuales.

De esta forma, el documento, que ya está disponible para descarga, se divide en tres grandes apartados: grupos históricamente excluidos (pueblos originarios, migrantes, mujeres y disidencias, niñes y jóvenes, personas mayores, personas en situación de discapacidad y privados de libertad); violencia política(víctimas de la dictadura, de derechos humanos en democracia y del estallido); y medio ambiente y naturaleza.

Denisse Espinoza – periodista Vexcom
Fotografía: Felipe PoGa

Santiago de Chile, 7 de diciembre 2021
Crónica Digital/uchile.cl

Muere uno de los marineros patriotas que en 1973 denunciaron el Golpe de la Armada

por Enrique Villanueva Molina (Chile)

En la  historia siempre se encuentran hechos y  relatos que se perpetúan o que se renuevan a través del tiempo, que mantienen el interés por conocerlos, a pesar de esfuerzos que se hacen para que estos desaparezcan imponiendo la antigua practica romana de “el damnatio memoriae”, significa la  ‘condena de la memoria‘. [1] Que es lo que ha pasado durante todo el proceso de transición a la democracia, interminable por lo demás, cuyo origen es la impunidad, violentando la memoria colectiva, construyendo un discurso histórico que impide la reinterpretación del pasado y deshacer los nudos que son el blindaje de las «verdades históricas» oficiales.

Víctor Alamiro López Zambrano

Uno de estos hechos históricos, que la historia oficial intenta hacer olvidar, es la oposición valiente de un importante número de oficiales y suboficiales que, en el ejército, en la armada, en la fuerza aérea, se opusieron al golpe de estado de 1973, militares que se mantuvieron fieles a su juramento de respetar y defender la constitución, hombres y nombres desconocidos para la mayoría de chilenos y chilenas.

Es el caso de Victor López, recientemente fallecido, un marinero patriota, cuyo reconocimiento fuera de las luces y los escenarios, está en el corazón de un pueblo que se reconoce en su historia, por su aporte en esos momentos decisivos de nuestro pais y luego, con su incorporación a la lucha en contra de la dictadura abrazando la causa del FPMR.

La memoria histórica y su continuidad necesita de hacer inmortales estos ejemplos que son parte de unas futuras FFAA. porque son en primer lugar, la base de una futura doctrina militar, respetuosa de los intereses y la decisión democrática del pueblo y en segundo lugar, porque son la garantía, traspasada a la conciencia de nuevas generaciones de jóvenes militares, de que lo sucedido en 1973 no se repita, alentando el actuar en conciencia para oponerse al egoísmo la corrupción y los intereses que motivaron el origen del terrorismo de estado y sus consecuencias.

Para quienes no vivieron esos años, siempre será necesario recordar que, en el mes de agosto  de 1973, un grupo de marineros denunció que en la armada se estaba preparando el golpe de estado, un acto de valentía y consecuencia, que solo ubicándose en ese momento histórico, en el cual el fanatismo de la derecha ya amenazaba con eliminar a todo aquel que se les opusiera a sus planes golpistas, es posible comprender en su valor y extensión. En esos días previos al golpe de estado este grupo de marineros le hicieron saber al Secretario General del PS. Carlos Altamirano y al Secretario General del MAPU Oscar G. Garreton, la magnitud de la conspiración que se estaba fraguando en la armada, quienes no le dieron credibilidad a la denuncia, es más, pensaron que era una provocación para intensificar la campaña política de la derecha en contra del gobierno, dejando con esto a los marineros denunciantes, totalmente al descubierto.

Conocida la denuncia, la respuesta en la Armada no se hizo esperar y en los días posteriores arrestaron a unos doscientos marineros, de las tripulaciones de distintos buques de guerra, personal de escuelas y civiles asimilados, iniciando una investigación severísima a través de la justicia naval, desarticulando al movimiento de marineros leales a Salvador Allende.

Posteriormente y en pleno gobierno de la Unidad popular los marinos fueron brutalmente torturados y acusados de sedición, sometidos a regímenes de aislamiento e incomunicación, fue la antesala de lo que ocurriría  en los días siguientes, quedando estos, los marineros constitucionalistas, que habían arriesgado sus vidas para denunciar la conspiración en contra del gobierno de Salvador Allende, absolutamente desamparados y en manos de la Armada, institución que, posteriormente se transformó en uno de los centros más crueles tortura [2].

Victor fue uno de esos marineros valientes y consecuentes, a quien conocí, cuyo aporte valioso continuó luego del exilio, con su preparación profesional y revolucionaria en el Instituto Técnico Militar ITM, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, para más tarde incorporarse a la lucha clandestina en el FPMR en tareas que eran de su conocimiento y saber, las comunicaciones estratégicas de la organización. Él se comprometió e hizo parte de las ideas que orientaron la lucha antidictatorial, en los años en que solo la consecuencia y la lealtad con el compromiso adquirido, permitieron construir, en nuestro caso, una organización que de buena manera aportó a la liberación de Chile.

La historia de Victor desconocida seguramente hasta por los propios rodriguistas, es la de un marinero patriota que sufrió las torturas, la cárcel y el exilio junto a sus compañeros por haber sido leal a su pueblo y al gobierno de Salvador Allende. Es la historia de un militar que luego se comprometió en el FPMR a no arriar nunca las banderas de la reserva moral de la cual fuimos parte, la que está en un pueblo y con su historia.

En ese camino recorrido son muchos los chilenos y chilenas consecuentes que dejaron sus vidas en el intento de “tomar el cielo por asalto” para defender los sueños y aspiraciones de los desposeídos de esta patria, de los trabajadores y trabajadoras explotados. Asumiendo este compromiso con la imaginación y el espíritu solidario y asociativo, que potencialmente vive en la conciencia humana y que hoy se opaca con el individualismo neoliberal.

Víctor Alamiro López Zambrano como los demás militares que se mantuvieron al lado del pueblo, cuando hubo que hacerlo, más allá de las consecuencias para su vida e integridad física, con su ejemplo dejaron un legado, que es una base de principios para una nueva  doctrina militar, que oriente unas FFAA. con capacidad de acompañar la construcción de una sociedad democrática, inclusiva, equitativa y respetuosa de los derechos de todas personas.

Las denuncias que los militares que nos opusimos al golpe de Estado en 1973 hicimos, con el fin de parar la posterior ocupación militar del pais, que terminó con la dictadura, cobran vigencia cinco décadas después, ratificando que las FFAA. y las policías, experimentarán cambios si estos se orientan desde la nueva Constitución. Lo que se ha demostrado es que se equivoca el camino, como en 1973, si se piensa que las FFAA. instruidas en una doctrina antidemocrática y foránea, la Doctrina de la Seguridad Nacional, puedan asumir los cambios estructurales que se están proponiendo al pais, sin realizar antes, cambios profundos en su doctrina fines y objetivos.

No es que se repita la historia, pero tal y como se intentó decir en los años 70, cuando el gobierno de Allende diseñó un programa de gobierno para cambiar el pais, para que los chilenos y chilenas fueran los dueños y dueñas de sus recursos y de su destino, la  defensa y la seguridad de la Nación no solo se remite a definiciones puramente militares. La defensa de la soberanía y del pueblo, que es el rol de las FFAA, se sustenta en valores como la paz, la libertad, la justicia, la igualdad, la protección de los derechos humanos y de  la convivencia democrática, valores y conceptos de los cuales los militares, a diferencia el pasado, deben ser partícipes y estar convencidos de ellos.

De no ser así, tal cual como lo vivimos y lo denunciamos hace cincuenta años, el aislamiento de las FFAA. de la realidad de su propio pais, es lo que justifica su rol autoasignado de vigilantes y atentos perseguidores el enemigo interno, imaginando enemigos y terroristas donde no los hay, justificando a cientos de asesinos y torturadores. Los oficiales y suboficiales que flagelaron a miles de chilenos y chilenas, entre ellos a quien recordamos, Victor López y a sus compañeros, se mantienen aún protegidos y bajo la amparo de pactos de silencio entre militares, una realidad que debe ser reconocida valientemente por las instituciones armadas para recuperar su dignidad.

Sin que esto suceda los procesos de formación de los militares en el futuro, continuaran siendo una herramienta de control ideológico, en las que se reproduce la segregación clasista, la discriminación de género, reproduciendo ademas, el negacionismo sobre el pasado. Lo que será un escollo para que estas cumplan a cabalidad los mandatos de la nueva Constitución.

Al final y por todo esto, la muerte de nuestro querido compañero Victor López, un marinero patriota y un Rodriguista destacado, es una gran tristeza, mezclada con la sensación de que aún quedan cosas pendientes, inconclusas, por hacer. Es lo que deja la muerte de estos hombres silenciosos, pero grandes por su espíritu, cuyo ejemplo de vida refuerza, por un lado, las esperanzas de construir un Chile distinto y por otro, remueve las conciencias para sacar estos ejemplos de vida, de la gris soledad y del abandono en que se encuentran.

Pero bueno, querido hermano Victor, tal como alguna vez lo pensamos, seguiremos pensando que este camino no termina aquí, porque todos los días hay que luchar por que ese amor a la vida se transforme en hechos concretos.

Y continuaremos pensando como el Che, temblando de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo y cada vez que en cualquier rincón del mundo se alce una nueva bandera de libertad.

Notas:

[1] Era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su propio nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte oculta

[2] 83 marinos de un grupo de 250 que fueron detenidos fueron condenados  a penas  de prisión y posteriormente en el año 1978 a la mayoría se les cambio las condenas de presidio por el exilio, expulsándolos del pais.

El marino antigolpista Víctor López ya no está con nosotros

By El Clarín De Chile  4 Octubre, 2021 

Con pesar, aplicamos la regla comunicacional que él practicó a menudo: primero la información precisa, esta vez triste: Víctor Alamiro López Zambrano, quien fue presidente de la Agrupación de Marinos Antigolpistas, falleció el primero de octubre en La Habana, después de hospitalizarse a causa de una neumonía pulmonar. Al día siguiente sus cenizas fueron esparcidas en el mar caribe, en presencia de su compañera, Niusha.

Víctor López ingresa a la Armada en 1969, cuando tenía 16 años. Termina la Escuela de Grumetes con notas de excelencia; como recompensa es seleccionado para ser parte de la dotación del buque escuela Esmeralda durante el viaje de instrucción de 1970. En el gobierno de la Unidad Popular es afectado al crucero Prat como marinero primero y adhiere a los grupos de marinos que buscan impedir el golpe de Estado, cuyos preparativos han detectado. Es detenido el 7 de agosto de 1973 y brutalmente torturado en el Fuerte Borgoño, en Talcahuano, junto a decenas de marinos antigolpistas. Después de tres años de cárcel, parte exilado a Noruega y luego a Cuba. Regresa a Chile y participa en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

En 2002 es electo presidente de la Asociación de Marinos Antigolpistas que revindica reparación y derecho a jubilación. Los marinos constitucionalistas, en efecto, estaban privados de este derecho porque fueron detenidos días antes del golpe de Estado y la ley de exonerados sólo se aplica a partir del día.

Pese a que los gobiernos de la Concertación optaron por no responder a esta demanda, la Asociación de marinos consiguió un acuerdo con la Armada: se comprobó que la última cotización previsional databa de octubre 1973, lo que permitía registrar la baja de la Armada después del golpe y obtener así los derechos que tenían los otros exonerados.

Fue entonces cuando Víctor López recibió una llamado de la entonces subsecretaria Marina de Michelle Bachelet, Carolina Echeverría. Esta lo presiona para que, a cambio de la jubilación, los marinos antigolpistas retiren la querella por torturas contra la Armada. La directiva de la Asociación de marinos convoca una conferencia de prensa para denunciar las presiones de la subsecretaria. Clarín fue el único órgano de prensa que cubrió la noticia y publicó la carta firmada por Víctor López (más abajo).

Pese al silenciamiento mediático, esta carta reapareció en 2014 cuando Michelle Bachelet era presidenta electa y había vuelto a designar a Carolina Echeverría como subsecretaria de Defensa. El Mostrador confirmó su contenido pronto apareció que era hija de un torturador impune, capitán del Ejército. Estos dos hechos suscitaron su renuncia a la subsecretaría de Defensa, antes de asumir el cargo. En ese marco, Víctor López concedió una entrevista a CNN el 6 de marzo de 2014, donde presentó el tema brillantemente:

Posteriormente, Víctor López adhirió al colectivo Ciudadanos por la Memoria, cuyo objetivo es retirar de los espacios públicos los signos que exaltan la dictadura y participó en varias ocasiones en las manifestaciones que se efectúan los 11 de cada mes en el paseo 21 de mayo en Valparaíso, para exigir el retiro del monumento a Toribio Merino del recinto naval donde fue instalado.

El legado de este marino antigolpista –o al menos una buena parte– quedó registrado en la entrevista que fue publicada en el libro “Testimonios de militares antigolpistas” donde, entre otros marinos, relata su vida en la Armada y su oposición al golpe. Un extracto:

– ¿Cuáles eran las reivindicaciones más sentidas, lo que se planteaba, aparte de impedir el golpe de Estado? Según ustedes ¿cómo tenía que ser la Marina?

“Mira había cosas muy generales que, en algún momento dado, se discutieron. Dentro de toda esta dinámica que se dio se discutieron cosas más de fondo. Por ejemplo, nosotros expresábamos que por qué tenía que haber una diferenciación entre oficial y tropa, por qué no puede haber una escuela única, donde los más capaces puedan llegar a ser oficiales y puedan llegar a tener el mando de la institución. Por qué nosotros nacimos dentro de la institución limitados. Esa era una de las cosas que a nosotros nos preocupaba. Por otra parte, nosotros veíamos que dentro de los distintos estamentos había discriminación, una discriminación mayor con determinado grupo de gente que con otra, se daba mucho dentro de las especialidades; o sea, no es lo mismo ser electrónico que ser maniobra; no es lo mismo ser maniobra que ser lavandero, o sea, siempre había una disposición a denigrar a aquel que tenía menos capacidad. Entonces nosotros siempre nos consideramos iguales éramos todos tropa, para todos nosotros todo era lo mismo. Y eso era un adoctrinamiento permanente dentro de lo que era la formación, que nos daban los oficiales, de que siempre a alguien tenía uno que cargarle la mata. Bueno, esa era una de las cosas que nos preocupaban. Lo otro era que nosotros siempre aspirábamos a que los títulos nuestros, que podíamos obtener dentro de la institución fueran reconocidos. Porque nosotros cursábamos especialidades dentro de la institución, pero no tenían ninguna validez en la vida civil”.

Otras mujeres y hombres, sin duda, tomarán estas banderas legadas por Víctor López. La entrevista completa se puede leer en el libro “Testimonios de militares antigolpistas”, descargable en:

https://www.centrobarrosarana.gob.cl/622/w3-article-94060.html?_noredirect=1

VÍCTOR LÓPEZ ZAMBRANO (al centro) hablando en una actividad de los Marineros Constitucionalistas del cual fue su presidente. Ciudadanos por la Memoria, colectivo al que perteneció hasta su muerte, le rinde un sentido homenaje. ¡Honor y gloria a este gran luchador social!

Fallece nuestro camarada de armas Víctor Alamiro López Zambrano.

Responso 1° Octubre , Habana-Cuba

Debemos comunicar la triste noticia del fallecimiento inesperado de nuestro camarada de armas Victor Alamiro López Zambrano, ayer 1° de Octubre en la Habana Cuba, afectado por una Neumonía Broncopulmonar. El miércoles pasado fue hospitalizado y conectado a ventiladores no pudiendo sobreponerse a su pesar. Nuestras Condolencias a su familia y esposa Niuscha en estos duros y tristes momentos.

Su cuerpo fue cremado hoy para que sus cenizas en parte sean esparcidas en la ribera del mar de Cuba, Chile y un recuerdo eterno  mantendrá su esposa en la Habana.

Para sus camaradas de armas, esta partida deja un gran vacío. Victor fue un incansable luchador hasta su deceso por la conquista de justicia y reparación integral para la marinería constitucionalista estando a la cabeza de la Agrupación de Marinos Antigolpistas por casi dos décadas golpendo puertas de instituciones estatales y políticas para obtener los derechos reparatorios de prisión política y tortura de las cuales la marinería en sus inicios queda marginada. La batalla de justicia reparación integral aún no está finiquitada y queda en manos de la Comisión Constituyente ponerle punto final a este tema.

Víctor, ha dejado un ejemplo de lucha!!!

Hay otros que seguirán sus huellas…

Vuela Alto Camarada.!!! … Hermano y amigo…

“Marineros Constitucionalistas de Chile”

Víctor López. Buque Escuela Esmeralda 1970
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